La experiencia consiste más o menos en lo siguiente: el avión alcanza una altura de unos 7,3 km y a partir de ahí, apaga los motores y asciende hasta que su velocidad es cero y luego desciende en caída libre, para después volver a poner los motores en marcha y detener la caída. Los pasajeros del avión (que en realidad están en caída libre) tienen la sensación de ingravidez con relación al interior del avión (no tienen ventanillas, con lo cual pierden toda referencia del exterior).
Recuerdo que cuando explicaba Física en el antiguo COU, les comentaba a mis alumnos que si en un rascacielos bajábamos en un ascensor y observábamos que nuestros pies se despegaban del suelo y empezábamos a flotar, la situación era preocupante porque eso quería decir que el ascensor estaba en caida libre...